Joaquín Reyes, «Subidón» y cómo gestionar el éxito
Joaquín Reyes ha comenzado la gira promocional de su primera novela, ‘Subidón’ (Blackie Books). Esta oportunidad le permite ofrecer sus puntos de vista sobre aspectos relacionados con el humor y la fama, dos cuestiones que conoce bien. Saber digerir el éxito es una de las claves para llevar bien la nueva situación, algo que no sabe hacer el protagonista del libro, Emilio, un cómico manchego que hace monólogos y que… no es el artista de la familia de Sueños Musicales, según asegura el propio Joaquín. Aunque conocer bien el terreno le ha ayudado a desarrollar esta divertida obra que abre una nueva rama creativa en el polifacético comediante de Albacete.
Joaquín Reyes admite en una entrevista publicada por El Periódico, con la firma de Rafael Tapounet, que “yo también me he sentido un poco confundido cuando he llegado a cierto nivel de éxito o de popularidad. Uno puede caer en la tontería con bastante facilidad, aunque yo tengo una fama bastante llevadera. Lo peligroso no es el éxito en sí, sino lo que uno hace con el éxito”. Y subraya que él si ha perdido en algunos momentos los papeles, aunque ha sabido ponerse en su sitio. Una de las claves: “Mantener las relaciones anteriores al momento del éxito”.
Sobre la figura del cómico, Joaquín Reyes comenta que “en general suele ser muy apreciado. Yo me siento así”. Eso sí, tiene su contrapartida: no siempre le toman en serio y entender que ha de estar en todo momento en modo gracioso. La experiencia de esa relación con el resto de la sociedad ha permitido a Joaquín Reyes extraer los vínculos que aparecen en la novela entre el protagonista, Emilio, y sus fans.
También aprovecha para apuntar que, bajo su punto de vista, un humorista envejece junto con su público. Personas de la misma generación, resultando muy difícil conectar con franjas de edad más jóvenes: “El humor funciona a partir de códigos compartidos y es muy difícil atraer a un público más joven es un éxito”. Eso sí, asegura que hay excepciones que sí han dado el salto generacional, como es el caso de Faemino y Cansado.